Me cuesta comprender demasiadas cosas,
simples y complejas. Todo es tan fácil por breves instantes... y tan complicado
en muchísimos otros. Solo hay que observar, tenemos un tiempo, limitado hasta
ahora, que se va acabando. Muchas opciones donde elegir, bien o mal, ¿cuál es
la correcta? ¿Por qué es correcto? Quizás no haya nada bueno o malo,
quizás simplemente elegimos caminos más o menos largos que nos llevan hacia un
mismo punto.
Diferente es aquel desviado, no es normal. La oveja negra que no sigue al rebaño
y que no tiene opciones salvo cobijarse con sus hermanas de color. Es
ella misma, no es feliz, no supo seguir al rebaño, todas aquellas amigas del
pasado, que estuvieron en algún momento acompañándola,
blancas, de un color puro. Ella también tenia ese color pero bajo su piel había
un gran espacio negro que ansiaba salir. Su Señor, el que las cuida y protege
siempre las ha guiado bien, deben salir, comer, volver a su cueva, volver a
salir.. es un ciclo un poco aburrido pero siempre será lo correcto pues todas
lo hacen y no hay porque pensar lo contrario. Démosle gracias por todo su amor,
por limpiarnos nuestra casa o por simplemente quitarnos el calor. Sin embargo
le falló, aquella pequeña ovejita pensó por si misma y huyo creyendo que encontraría
algo de paz y libertad mas allá de aquellas reglas y costumbres. Pensaba por si
misma, o eso creía ella, tantos años dedicándose a seguirlas que ahora no era
capaz de saber quién era. Intento cobijarse con otras como ella, pero estaban pérdidas,
pronto vendrían a buscarlas y su sacrificio era inminente por desobedecer a su
dueño. Tenían la oportunidad de huir, de ser ellas mismas, de avanzar y de
lograr unos objetivos propios en medio de aquellas montañas. Sin embargo el
miedo las invadió, sin poder hacer nada para evitarlo, simplemente paralizadas,
no tenían a quien obedecer, no tenían a quien seguir. Las habían estado
enseñando, desde pequeñas, desde su interior más profundo... y ya no había
vuelta a atrás, eran suyas y ellos simplemente las encontrarían puesto que
nadie podía pensar por si mismo.