podía alumbrar miles y miles de pies de verdes y hermosos prados,
inexistentes, sustituidos por seres inanimados, sin sentimientos, duros,
frágiles para corroer y muy difíciles de destruir.
Jamás volverá,
solo tenemos que esperar a la destrucción total.
Inevitable, el mundo debe vengarse,
Nuestra ansia de superioridad nos hizo rompernos,
amargarnos,
vernos felices en este mundo tan insensible e irreal.
El amor, la paz, la verdad y todas aquellas cosas sustanciales
son locuras, mundos fantásticos, inmadurez, niñez, simples sueños.
Sustituidos por un gran plano de soledad, obligaciones, miedo, preocupaciones... ¿madurez?
infravaloramos a los seres de verdad, los vemos inferiores, infelices,
nosotros deberíamos tener envidia, no ellos.
La tecnología avanza y destruye todo lo que encuentra a su paso,
no mira atrás, solo avanza... mas y mas rápido
nos inunda.
Todos los seres que se esconden detrás de su imagen
intentar dominar lo indomable.
Somos simples piezas en un ajedrez jugando a ser nadie.
Cuando la naturaleza mueva su verdadera ficha,
caeremos.
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