miércoles, 20 de octubre de 2021

Cicatrices

 Estaba el pequeño niño perdido en aquella isla. La isla mínima la nombran algunos... Fue una potencia, fue una isla llena de tesoros (in)tangibles, llena de miles de cosas que se llevó por delante el huracán de la vida, que destrozó cada milimetro y la dejo allí, sola y desolada con un niño sentado en el centro. 

Pobre niño pensaban algunos, perdido, suplicando encontrar aquello que tanto tuvo y desapareció en un instante. Muchos centraron sus rezos en la pena del niño y perdían la conciencia de que quizás no sólo estaba el niño, estaba la isla que había que volver  a forjar... Había que reconstruir todo lo perdido con la mínima fuerza de un niño destruido por su propia ruina. 

Demasiada responsabilidad para un alma tan blanca que no había jugado en una partida tan compleja nunca y menos aún se ayuda de ninguno de los que vivían allí en los momentos de gloria. 

El pequeño sigue sentado, reflexionando, ahogandose entre las bellas flores que tiene alrededor por tal de no levantarse, o lo que es peor, por tal de no levantar la mirada del suelo y ver la realidad. 

Sigue sentado ensimismado entre sueños de ayer y hoy, entre alabanzas y recriminaciones, entre el miedo y la esperanza dejando pasar el tiempo, esperando dejar de existir.

Parado, quieto, tratando de encontrar el grito que le despierte y observe como su isla vuelve a nacer. 

jueves, 21 de enero de 2021

Esta ahí

Hace demasiado tiempo que no dejo caer mis manos sobre este teclado, que no dejo que mi alma se pierda entre lo mas profundo y roto de mis entrañas. Hace demasiado tiempo que no dejo fluir ese ser que lucha y grita cada día en mi interior.

Hace demasiado tiempo que no lo dejo salir, escaparse, rezumar esa ansia de explotar que está pudriéndome por dentro.

Lo tengo encarcelado, esta llorando y perdido, pero tiene que estar en su jaula, no lo dejo salir y me atrapa fluyendo entre las teclas a la velocidad de la luz. Tengo que mantenerlo controlado, apagado, fuera de cobertura, esperando que llega su momento para poder avanzar. O eso pienso yo.

No puedo ser débil, no puedo caer de nuevo, no puedo dejar que el tome el mando y me destruya, tengo que encerrarlo debajo de esas duras capas de piel que tengo encima.

No bastan los sueños banales de los mortales, no basta el dinero infame que hay por la calle, él quiere conseguir lo que nunca nadie ha conseguido, él quiere arrasar con todo y lo estoy dejando que se apague.

Se que antes de que muera, sacara toda su fuerza y destruirá todo aquello que he dejado tras de él, sé que sacara fuerzas. Mientras rezo por controlarlo, por mantenerlo atado porque, aunque parezca que hablo de amor o de cualquiera de las cosas mas bonitas de la historia, estoy hablando del mismo ser del infierno, estoy hablando del mal encarnado en la dura frialdad.

Ahora mismo parecerá que el mal esta presente, que la frialdad y la desesperanza se comen todo lo que arrolla el camino, no es cierto, el esta dentro y no puedo dejarlo salir.

Así que cállate, y lucha por lo que quieres antes que llegue el y destroce el fin que temías conseguir.

Ha parado, justo en este momento mi mano ha parado, y se por qué, se exactamente el motivo de ese silencio. Simplemente me quiere decir que no me engañe, que él no esté tapado, no está escondido, está manejando a su antojo el ángel que tiene en sus manos.